“El ajuste es transversal. Enderezar a un país acostumbrado a los subsidios, a las protecciones, al derroche, a la mala praxis, y a las altas rentas por tareas de escasa productividad y agregado de valor, implica que todos debemos ajustarnos”.

Particular forma de empezar a responder una pregunta sobre cómo analiza el momento que atraviesa la producción agropecuaria con la combinación de precios de granos no atractivos y retenciones que no bajan pese a las promesas del gobierno es la que tiene el actual consultor de empresas y ex CEO de Syngenta, Antonio Aracre.

Y es que a la hora de abordar la problemática del agro, en una semana en la que el presidente Javier Milei les volvió a pedir paciencia por las demoras en bajar o eliminar las “malditas retenciones”, Aracre lo hace desde la defensa del modelo económico.

El campo pide la eliminación de las retenciones y es un pedido justo porque se trata de un impuesto distorsivo. También es justo el reclamo de los industriales por una reforma fiscal y una reforma laboral. Y también es justo el reclamo de los jubilados por mejores jubilaciones. Todo esto muestra que es mentira que el ajuste lo pagan los más débiles o los que menos tienen. Y como esta motosierra es de uso transversal todos los sectores deben ajustarse, incluído los dueños de las tierras productivas”, destaca.

Y fue ahí, en diálogo esta semana con Radiópolis (Radio 2), que Aracre introduce lo que define es un costo “fuera de órbita” que se lleva el grueso de la cosecha: el arrendamiento. 

“Tal vez es un momento ideal para que el productor, y cuando digo el productor digo el que siembra y cosecha, se plante y analice si tiene sentido, en algunos casos, seguir pagando los alquileres que está pagando”, resalta.

Entre el 60 y 70 por ciento de la producción agropecuaria argentina se realiza en campos arrendados, una particularidad de la economía argentina cuyo impacto excede lo estrictamente productivo. Entonces, en torno al agro se formaron dos grupos bien diferenciados: un sector rentístico de altos ingresos por alquilar la tierra que posee y otro que aportar el trabajo, el riesgo y la inversión productiva, y que muchas veces ni es sujeto de crédito porque los bancos -por ejemplo en la compra de maquinaria-  sólo se sienten cómodos tomando hectáreas como garantías de préstamos.

Pero este tipo de relaciones también genera otras particularidades, como la decisión de muchos propietarios de aguantar con varias cuotas el refinanciamiento de las pérdidas que produjeron en los productores las últimas sequías, un aguante que no es común entre financistas y financiados no agropecuarios.

“Es cierto que es una situación muy compleja. Entiendo que es un gran problema para un productor perder un campo que arrienda y es cierto eso que dice de que si no se los paga él, se los va a pagar otro, pero si el que produce no se planta vamos a tener un escenario complicado. Se debe repensar los valores de los alquiler, hay precios que no tienen sentido pagar. Con el actual precio de la soja y con los costos de flete, hay valores de alquileres que se están pagando hoy lejos del puerto de Rosario que no tienen sentido y no deberían ser convalidados”, insistió Aracre. 

Ahora: con todos los problemas que enfrenta el agro en materia de precios y costos, ¿por qué están altos los arrendamientos?  ¿por qué no ceden los valores? Quien toma la posta para responder es Santiago del Solar, ex jefe gabinete Ministerio Agricultura en el gobierno de Mauricio Macri. Y así lo dice:

1) Hubo algunas bajas en quintales de soja (no muchos casos), pero sí, obviamente, hubo una baja importante en u$d. 

2) Muchas empresas de siembra “lanzadas”, no es fácil frenar, con contrato alquileres a varios años 

3) Productores que sin escala desaparecerían y prefieren alquilar igual 

4) Cierto grado de inconsciencia que se termina pagando 

5) Resultados financieros anteriores que hoy se juegan 

6) Creer que “algo va a cambiar” 

7) Decenas de pooles financieros que siembran con dinero de inversores, y le meten igual 

8) Hay quienes aguantan dos o tres años malos apretando dientes 

“La historia de caídos en esta actividad es muy larga, si sigue así habrá un nuevo reseteo, lamentablemente”, concluye desde su cuenta en X.

En definitiva, la cuestión del valor de los arrendamientos es un tema que vuelve una y otra vez en las discusiones. Y cuando la presión de los costos de arrendamiento se da en un contexto de márgenes estrechos, aumenta la vulnerabilidad del productor. 

En abril de este año, por caso, el consultor de empresas Teo Zorraquín lo puso sobre la mesa:  “Si este va a ser el escenario macroeconómico (retenciones, tipo de cambio no muy competitivo y precios de granos no muy altos), y todo indica que puede serlo, habrá que hacer ajustes internos en el sector. Discusiones intensas sobre el valor de los arrendamientos, modificaciones en los esquemas de rotación, ajuste de gastos donde se pueda, postergar inversiones que no tengan financiamiento crediticio razonable, ajuste en dividendos a pagar a los socios. Como siempre, las decisiones son individuales por empresa y, donde algunos ven un corto plazo pesimista, otros deciden acelerar en la curva. Lo que seguro no aconsejamos es estar en modo inercial y dejar que pase el tiempo para ver qué pasa”.

La advertencia está lanzada.