En el marco de un crecimiento exponencial de las importaciones comerciales de la Argentina, Chile oficializó una medida que habilita a argentinos a comprar a través de tiendas virtuales del vecino país presentando su DNI, aunque con la condición de que viajen para buscar los productos.

La medida –que fue implementada el 7 de julio– ya impacta en la venta de electrodomésticos e indumentaria de grandes centros comerciales de Santiago de Chile. Según el Sistema Integrado Cristo Redentor (SICR), más de 30.000 personas ya viajaron desde la Argentina en los últimos diez días, estimulados además por el inicio del receso invernal.

La modalidad de venta, que habilita el envío a los lugares de alojamientos de los viajeros en Chile, permite todos los mecanismos de pago en tarjeta de crédito y brinda acceso a promociones diseñadas para el comprador argentino. La preocupación es mayor entre los pequeños y medianos empresarios de la provincia de Mendoza, que diseñan respuestas ante el mecanismo que incorporó esta nueva opción de compra: antes, para acceder a las plataformas virtuales se requería el Rol Único Tributario (RUT), otorgada solo a residentes chilenos.

En contrapartida, un informe difundido en abril de este año por el SICR detectó una caída de alrededor de un 50% de los tours de compra entre Argentina y Chile. Según consignaron, la baja es atribuida a la estacionalidad: en invierno, y para preservar la seguridad de los cruces en la zona montañosa, se reducen los viajes comerciales realizados en menos de 24 horas.

Salto de las importaciones

A pesar de un leve retroceso en junio, las importaciones del segundo trimestre superaron por bastante al pico registrado durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019). El incremento se verificó en todos los tipos de productos, aunque en términos porcentuales los que más crecieron fueron los bienes de consumo, impulsados fundamentalmente por un boom en electrodomésticos.

Entre abril y junio de 2025, las compras al exterior sumaron unos USD 19.318 millones. La cifra superó en un 7,2% a la del mismo período de 2018, en un contexto en el cual la economía también atravesaba un proceso de apertura comercial y el nivel de actividad todavía no recibía por completo el impacto de la crisis cambiaria que acababa de desatarse.

Asimismo, si se excluye al sector energético, el aumento versus 2018 es aún mayor, del 14,1% (+ USD 855 millones). Esto se explica por la maduración de Vaca Muerta y la construcción de gasoductos, que permitieron revertir el balance energético en los últimos años.

Las importaciones de bienes de consumo, que son aquellos que no cuentan con ningún tipo de transformación fronteras adentro, son las que más crecen: pegaron un salto del 31% respecto de 2018. Esto implicó un consumo adicional de USD 668 millones.

Según un análisis detallado de Federico Bernini, economista del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA, en este segmento los principales ascensos se verificaron en electrodomésticos. Entre heladeras, lavarropas y calentadores (que incluye hornos, parrillas y planchas, por ejemplo) se gastaron USD 110 millones más que en el récord del Gobierno de Macri.

También se incrementaron las importaciones de calzado, motos y alimentos que no se producen en el país, como bananas y paltas.