A solo dos semanas del estreno, la serie argentina de Netflix El Eternauta sigue entre los primeros puestos del ránking de series más vistas en el mundo, y las dimensiones de ello son difíciles de abarcar, en contraste con el contexto de cero presupuesto para producciones audiovisuales desde el Incaa. El rosarino Bruno Chiroleu, uno de los 2900 miembros del equipo de producción, tampoco salía del asombro en su diálogo por teléfono con Rosario3.
El celular del artista 3D estaba apoyado sobre un ejemplar original de la década del 70 de la editorial Récord del papá cuando compartió sobre su participación, desde los equipos escenográficos virtuales, en la extraordinaria experiencia laboral que tuvo como resultado esta historia que narra, con idiosincrasia argenta, una invasión extraterrestre en forma de nieve, cascarudos grandes, hombres robots y seres con muchos dedos. “Entendíamos que iba a tener un piso de éxito muy grande, ya que El Eternauta es una figura del cómic reconocida mundialmente y una de las propiedades intelectuales más reconocidas del país, y también sabíamos la calidad de producción que realizábamos. Pero no imaginábamos que iba a pegar de esta forma en otras culturas: con un top 10 estábamos todos muy contentos en esos primeros días. Pasó a top 5, después quedamos segundos muchos días a nivel global, era increíble, y luego en 27 países número uno", precisó Chiroleu.
Al éxito de esos niveles cuesta dimensionarlo, aunque Bruno recordó que a todos los miembros de su equipo les pasó en algún momento "esto de ver un plano que los dejó tecleando". Uno de los planos más conocidos de la serie fue en el puente Saavedra, en pleno ingreso a Ciudad de Buenos Aires por avenida General Paz, el cual se vuelve una muralla de autos chatarra. Al parar con el auto, Juan Salvo (Ricardo Darín) ve un cartel flameante todo roto. Toda esa escena de vehículos apilados en un "jenga" vehicular descomunal fue parte del trabajo de modelado previo que realizó el rosarino junto a otras 25 personas. El equipo del Virtual Art Department (VAD-área de efectos visuales) fue el encargado de modelar con programas 3D cada escenario virtual en la serie.
Bruno Chiroleu creció en barrio Grandoli en la zona sur rosarina. Es dibujante de historieta desde su adolescencia, cuando aprendió la técnica en el taller de Marcelo Frusín (reconocido mundialmente). Como centenas de dibujantes argentinos y del mundo, creció leyendo El Eternauta. Es decir, cumplió el sueño de todo historietista, de dibujar parte de su realización. De la misma forma que su tocayo Bruno Stagnaro cumplió el sueño de decenas de cineastas argentinos a lo largo de las décadas, desde su creación por parte de Héctor Germán Oesterheld en 1957, de la mano de Francisco Solano López en los dibujos. Hoy el cómic es una producción audiovisual colectiva y argentina, apta para todo público, que es éxito streaming mundial, con la promesa de continuidad en los años venideros.
El dibujante especialista en animación 3D y videojuegos aseguró que recién ahora está más tranquilo, luego de dos años y tres meses de intenso trabajo como parte del VAD del equipo InHouse de la productora Kramer & Sigman. Sucede que su equipo fue parte de preproducción, producción y postproducción de la serie, por lo que trabajaron más de nueve horas por día sus oficinas, desde febrero de 2023 hasta abril de este año. En cambio el rodaje con los actores fue entre mayo y diciembre de 2023.
Para comprender qué tareas realizaba en esta área de efectos visuales, Bruno explicó que “modelaba con programas grandes bloques de fotogrametría (obtenidos con fotografías desde diferentes ángulos para mostrar diferentes perspectivas de un objeto) de los escenarios, los edificios enteros como la famosa Torre Dorrego, y también el vestuario urbano (toldos, telas, pasacalles, etc.), y la vegetación en los grandes escenarios, ya que había que simular cuestiones climáticas de manera digital como el viento y la nieve”.
De esta forma, su trabajo fue completamente virtual, por lo que aclaró que la escenografía implica, por un lado, el modelado digital que nosotros hacíamos (efectos visuales), y por otro, a otro equipo que trabajaba los escenarios reales en la ciudad de Buenos Aires (efectos especiales). "Ellos tienen el conocimiento sobre cómo crear una sangre falsa, la nieve que se vea real en cámara, los vehículos, por ejemplo", explicó.
Recordó el impacto al comenzar a formar parte de esta odisea audiovisual de gran escala: “El día que me incorporé vi la escenografía que venían armando desde 2019 y me voló la cabeza. Poder ver cómo interactuaba la imagen con el clima: todo cubierto de restos, nieve y cosas rotas que se movían. Fue entender que veníamos a pulir cosas que ya estaban pensadas, a solucionar problemas en torno a cada escenario que se necesitaba. Gracias a que estudié tres años realización audiovisual en la Escuela Provincial de Cine y Televisión (Epctv), yo entendía los procesos del rodaje, aunque cursé hace ya unos 20 años, así que en este trabajo también aprendí mucho de la realización de avanzada actual”.

Cumplir el sueño del niño lector de cómics y su padre
Bruno Chiroleu contó que si bien de muy chico comenzó a dibujar historietas, luego las hizo a un costado y pasó por la carrera de Filosofía en la UNR y la carrera de cine, sin terminar. “Esta última me dio conocimientos de encuadre y composición que me sirvieron para dedicarme a la historieta, y ahora también a la animación 3D, que estoy entrando a realizar para el mundo de los videojuegos”, destacó. A los 25 años, con conocimientos generales, Bruno volvió a su pasión por el dibujo de manera autodidacta, y le salían trabajos para otros países. “Ya después de mis 32 años, me dediqué a tiempo completo a esto, y con un grupo de nueve dibujantes armamos una editorial llamada Términus. Eso nos permitía hacer historias propias, y yo ahí comencé a escribir guiones. Sacamos 12 números durante seis años, cinco novelas gráficas y varias se publicaron en otros países como Italia y Estados Unidos”, precisó. Leyó El Eternauta por primera vez en una edición de su padre, Francisco Alberto Chiroleu, poeta y muy lector de cómics que le heredó esa pasión, y trabajó toda su vida en televisión, en Canal 5. “Con mi papá me inicié compartiendo comics como los de Oesterheld y la revista Fierro, y eso me llevó a dibujar en el taller de Marcelo Frusín”. Lamentablemente su padre falleció poco antes del estreno y fue un golpe fuerte para Bruno: “Hubiera sido genial que lo viera, pero por lo menos sabía que yo estaba en este trabajo y llegué a contarle cómo modelé algunas cosas de las que se veían en los teasers que salían en las redes”. Ahora Bruno vive en Buenos Aires desde hace cuatro años, donde comenzó a dibujar en 3D con el objetivo de trabajar en videojuegos. Fue en ese marco que un contacto del mundo de la historieta había entrado en la producción y lo recomendó para este trabajo que realizó a lo largo de estos dos años y tres meses. El equipo de desarrollo de efectos que armaron la productora K&S y Control Studio fue armado sin demasiadas entrevistas, y Bruno entró cuando se comenzaba a armar, en febrero de 2023. Recordó: “El grupo es interesante porque todos sabíamos mucho de muchas áreas diferentes, y eso fue enriquecedor para cada uno. Gente muy capaz y muy joven, que son estudiantes de la tecnicatura en efectos en la Unsam, una carrera muy completa y exigente. Yo era el mas grande, con 44 años, por lo que aprendimos de forma intergeneracional”. El guion tenía versiones cambiantes todo el tiempo, y los directores del área iban adelantando de qué se iba a tratar cada escena para ir armando con toda la información previa: “Teníamos que trabajar por ejemplo una calle principal y las trasversales, y en el medio iba a pasar un vehículo y la acción iba a ser tal o cual. En base a esa información debíamos pensar en 360 grados e ir armando, como en un videojuego”. Consultado sobre el trabajo que realizaban los miembros del área de VAD, Bruno explicó que consistió en tres etapas distintas: “Durante el encierro de la pandemia fueron tomadas las imágenes de muchas locaciones sobre las que se trabajaron. En preproduccion adelantamos y creamos fondos para que usaran los actores. Esos escenarios se usaron en la filmación de Mandalorian y también en producciones en años anteriores. Después, durante el rodaje en los dos estudios estábamos de guardia para realizar cambios en la escenografía que hicieran falta en el momento”. Finalmente, luego del rodaje, fue el momento en que trabajaron junto al director en la postproducción “para mejorar la calidad de cosas para que se vieran más de cerca y corregir otras”. Sobre la experiencia junto a Stagnaro, apreció: “Es un director muy cuidadoso de sus decisiones”. En torno a los programas que utilizaron, Chiroleu detalló: “Para la fotogrametría usamos el programa Reality Capture. Un equipo previo al nuestro tomaba las imágenes por tierra y por drones de cada una de las locaciones en manzanas enteras. Con Blender y Substance hacíamos el modelado y texturado de las escenografias, y con Unreal se construían los escenarios virtuales. El equipo que tomó el relevo lo hizo durante la pandemia, aprovechando poca gente en la calle”. Explicó que este equipo era el de “los bichos raros”, siempre en computadoras, cuando otros eran los del mundo real que interactuaban: “Hubo eventos de integración, fiestas y torneos de pingpong. Pero nuestro trabajo implicaba un contrato en el que no podíamos compartirles mucho a otras áreas, entonces eso no nos permitía quizas tomar un mate con ellos. Estábamos frente a una pantalla todo el tiempo, mientras que muchos del resto vivieron el rodaje y condiciones difíciles del clima”. Como el equipo de efectos visuales estuvo hasta el final de ajustes antes del estreno, ya tenían sus miembros mucha idea de cómo iba a quedar la serie. Fue así que “otros equipos quedaron impactados con el avant premiere, y nosotros muchas cosas de esos primeros episodios las estuvimos terminando poco antes”. El rosarino trabajó junto a compañeros de Mendoza, Jujuy, San Juan y Corrientes, además de Buenos Aires. Supo que había algún otro rosarino en otro sector, que no tuvo oportunidad de conocer en el extenso equipo. Tras la montaña rusa de emociones por las repercusiones que no dejan de llegarles cada día, el dibujante rosarino volvió a su pago unos días, y adelantó: “Descanso un poco ahora porque fue muy intenso todo. Ahora me voy a dedicar a diseñar videojuegos y también tengo ganas de volver al dibujo".
Las tareas en cada etapa, modelar como en un videojuego y los programas