La historia de desastres naturales que azotaron Japón generó que las autoridades del país insular asiático desarrollaran avanzados protocolos de seguridad y reducción de daños para potenciales catástrofes como erupciones volcánicas o terremotos, como el que se produjo este miércoles frente a la península rusa de Kamchatka, que activó las alarmas por riesgo de tsunami en el archipiélago nipón.
Cerca de dos millones de personas recibieron este miércoles órdenes de evacuación en Japón por el riesgo de posibles tsunamis de hasta tres metros derivados del sismo de magnitud 8,8 con epicentro en Rusia, el sexto más intenso registrado en el mundo desde el año 1900.
La bahía de Tokio, así como la de Osaka, se encontraban sujetas a una alerta de potencial tsunami de hasta 1 metro.
Urbanismo resiliente
Según estimaciones oficiales, Tokyo tiene un 70% de probabilidades de verse afectada por un sismo de magnitud 7 o mayor dentro de las próximas tres décadas, por lo cual la costa de la capital nipona está protegida con 54 kilómetros de muros de hormigón de entre 3,5 y 7 metros. Las estimaciones de las autoridades apuntan a que si un tsunami azotara Tokio, este no superaría los 2,6 metros, por lo que la altura de los muros sería suficiente para contenerlo. Además, los canales cercanos a su bahía, donde se erigen islas artificiales repletas de rascacielos, cuentan con sistemas de drenaje equipados con turbinas capaces de bombear en segundos la cantidad de agua equivalente a una piscina de 30 metros, y con 15 compuertas controlables en remoto. Estos mecanismos de contingencia ante desastres se vieron reforzados por el Gobierno metropolitano de Japón con un plan que se puso en marcha en 2022. Tras catástrofes como el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011, que derivaron en desastre nuclear, o tragedias previas como el Gran terremoto de Kanto (1923) o el Terremoto de Kobe (1995), Tokio persigue ser totalmente resiliente ante desastres para 2040. Big waves barreling towards Japan’s coastline La ciudad avanza en el urbanismo resiliente y un ejemplo de ello es el complejo Azabudai Hills, construido para soportar temblores y poder acoger a evacuados en caso de desastre, y que cuenta en su interior con viviendas, restaurantes, museos, tiendas y oficinas en su interior. Una de las tres torres que lo forman, de 330 metros de altura, está equipada con mecanismos como amortiguadores viscosos y de aceite capaces de controlar vibraciones horizontales y atenuar los temblores. Las 8,1 hectáreas de Azabudai Hills almacenan provisiones que podrían alimentar a hasta 3.600 personas en caso de que un desastre natural les impidiera volver a sus casas, y sus instalaciones enlazan dos estaciones de metro sin necesidad de salir a la superficie, con un pasillo que serviría para alojar al mismo número de evacuados en caso de desastre. Asimismo, la disposición y el diseño de los edificios de la urbe están pensados para frenar el avance de incendios, frecuentes después de terremotos intensos. A su vez, la dimensión de carreteras principales permitirían mantener una normalidad relativa en la circulación de vehículos en caso de alteraciones del tráfico por un desastre. El antecedente más cercano en el tiempo de un desastre de gran magnitud en Japón es el del terremoto y posterior tsunami de Fukushima del 11 de marzo de 2011. Fue un terremoto de magnitud 9.0 (Gran Terremoto del Este de Japón o Tohoku), uno de los más fuertes jamás registrados. Este terremoto por sí mismo no causó problemas directos en la central nuclear de Fukushima Daiichi, ya que los reactores se apagaron automáticamente como medida de seguridad. The 9.1-magnitude Great East Japan Earthquake struck on March 11, 2011, causing widespread destruction, a massive tsunami, and the Fukushima Daiichi nuclear disaster. pic.twitter.com/vldimsY1Oa Sin embargo, el tsunami que siguió al terremoto fue devastador, con olas de más de 10 metros que sobrepasaron los muros de contención de la central nuclear e inundaron sus instalaciones, incluyendo las salas de los generadores diésel de emergencia que eran cruciales para los sistemas de refrigeración. On March 11, 2011, a magnitude 9.0 earthquake struck off Japan’s northeast coast, triggering a tsunami that reached up to 40 meters high in some areas. It devastated entire towns, claimed over 18,000 lives, and led to the Fukushima nuclear disaster. Officially called the Great… pic.twitter.com/dfgKmjoc0s Esto provocó la pérdida de energía eléctrica y el fallo de los sistemas de refrigeración de varios reactores, lo que llevó a fusiones del núcleo en las unidades 1, 2 y 3. Como resultado, hubo explosiones de hidrógeno y liberación de material radiactivo a la atmósfera y al océano, convirtiéndose en el accidente nuclear más grave desde Chernóbil (nivel 7 en la escala INES). Las consecuencias incluyeron evacuaciones masivas, contaminación radiológica y un impacto significativo en la infraestructura y la economía de Japón.
A powerful reminder of nature’s force pic.twitter.com/EWpmGJx1wB
El desastre de Fukushima