Un joven vinculado a la reducción de celulares fue condenado a tres años de prisión efectiva por una serie de causas acumuladas por encubrimiento agravado por habitualidad y ánimo de lucro. La pena fue dictada en el marco de un acuerdo entre partes que convalidó el juez penal Carlos Leiva.

El condenado es Tomás Refojos, de 24 años, quien fue allanado el 25 de mayo de 2024 en una vivienda de Biedma al 3800. Personal de la Policía de Investigaciones (PDI) encontró 37 teléfonos celulares, entre ellos tres iPhones recientemente robados que habían motivado la investigación. También se secuestraron una plancha reparadora de módulos y dos armas de fuego de tenencia civil.

Los tres teléfonos que desencadenaron la investigación habían sido robados dos días antes del Club Gimnasia y Esgrima. Sus propietarios aportaron datos de geolocalización al fiscal José Luis Caterina y a una brigada de la PDI, que detectó dos direcciones vinculadas: una en una zona de difícil acceso por tratarse de un asentamiento informal, sin delimitación catastral precisa, y otra en Biedma al 3800, donde finalmente se centró la pesquisa. La causa luego fue delegada al fiscal Rodrigo Urruticoechea.

Antes de “romper”, los investigadores confirmaron que Refojos tenía antecedentes: había sido condenado por hechos similares vinculados a iPhones, estafas mediante pishing y suplantación de cuentas iCloud, y se encontraba en libertad condicional.

Durante el procedimiento en Biedma al 3800, uno de los moradores intentó escapar por la terraza hacia la casa vecina, aunque regresó al poco tiempo. Esa maniobra llamó la atención de los efectivos, que inspeccionaron el domicilio lindero y encontraron en el garaje 13 iPhones tirados y desparramados, junto a un módulo de celular. Eso motivó la ampliación del operativo a esa vivienda.

En total, entre ambos domicilios se secuestraron 37 celulares (los 13 hallados en el garaje y otros 24 en el interior de la casa principal), dos computadoras, la plancha para reparación de módulos y dos armas de fuego. Una de ellas, hallada en la terraza debajo de una bolsa de nylon con arena, estaba cargada; la otra no tenía aptitud para el disparo. Por este hallazgo también se lo condenó por tenencia de arma de fuego.