No hubo un Día de la Bandera, hubo dos, quizás tres. Por un lado, estuvieron los discursos del intendente Pablo Javkin y el gobernador Maximiliano Pullaro, quienes hablaron de la unidad y la importancia de trabajar juntos por una ciudad y una provincia mejor. Pero, al mismo tiempo, criticaron duro al peronismo, hablaron de "ellos" y "nosotros", de los "malos y buenos", y la oposición local estuvo ausente. 

Esa misma imposibilidad, ya no de acordar políticas sino de al menos compartir un mismo espacio, se replicó a nivel nacional con el faltazo del presidente Javier Milei, actitud reprobada por todos los oradores, y la presencia pícara de Victoria Villarruel. La vice (que ni siquiera es saludada en público por su ex compañero de fórmula) no pudo hablar en el acto central por protocolo pero sí tomó la promesa a la bandera de los cientos de chicos y chicas que llegaron al Monumento desde todo el país.

Ese color, de los alumnos y alumnas agitando sus banderitas de Argentina, entre risas de emoción y silencio ante la irrupción de Manuel Belgrano, fue lo más saliente de un 20 de Junio fresco aunque con un sol que empezó a calentar al mediodía. Antes de la multitud que se acercó para celebrar la comida y la música del acto patrio rosarino, hubo mensajes cruzados y matices que marcan un clima político distinto al de apenas un año atrás.

El aguinaldo de Emilio y la foto del excombatiente

 

La figura del presidente siempre define el tenor del Día de la Bandera. La edición 2024 fue con Milei y resonó la militancia que reprobó a Javkin y a Pullaro. Fue el escenario para relanzar el Pacto de Mayo que al final se firmó en julio y que recién ahora, un año después, se activará. Este 2025, sin el jefe de Estado, hubo menos vallados y menos público a la hora de los discursos. 

Casi no hubo carteles ni mensajes políticos de la gente. Un banner que promocionaba a Juan Pedro Aleart como el candidato libertario sobre calle Córdoba fue removido del lugar, aunque más tarde apareció otro de Carolina Labayru, de la U, junto a Pullaro. El peronismo y Ciudad Futura, con Juan Monteverde como principal figura, no tuvo presencia y realizaban otros homenajes a la bandera (ver más en nota aparte). La elección a concejal en dos domingos no apareció de manera explícita pero fue un telón de fondo inocultable.

Alan Monzón/Rosario3

 

Los que sí buscaron aprovechar su momento fueron los infaltables vendedores ambulantes. Vasilio llevó 50 paquetes de cinco chipa cada uno para ofrecer a tres mil pesos. Con la canasta sobre la cabeza vendió solo dos en media hora. Benjamín, más cauto, tiene 35 bolsitas para vender en la mañana fría. Es su primer acto: llegó desde Jujuy hace 11 meses y se la rebusca con el pan de queso guaraní. Tiene 27 años y un optimismo intenso: "Hoy vendo todo".

A dos metros del debutante, está Emilio, de 78 años, con banderas argentinas grandes a ocho mil pesos, chicas a dos mil y escarapelas "a voluntad". Cobra la jubilación mínima. Hace días, tuvo el plus del aguinaldo: 150 mil pesos. "Ya me los gasté", dice y se ríe. 

–¿Te reís?

–Para no llorar. Si pensás, te volvés loco. Este Gobierno nos va a llevar a la ruina, con deuda y más deuda –dice y se sostiene en un bastón que usa hace cinco años por dolor al caminar.

Alan Monzón/Rosario3

 

Emilio aprovecha la semana. Está desde el martes en el Parque a la Bandera por las promesas de las escuelas. Hoy piensa quedarse hasta las 15. Cuenta que se sienta para descansar y sigue. Con la recaudación, se hará un medio aguinaldo extra para llegar a fin de mes.

Entre los excombatientes de Malvinas, los más aplaudidos a lo largo de viernes feriado, está Fernando Vitale. Llega preocupado al acto. Muestra una foto que acaba de sacar con su celular: tres pibes en un contenedor. Cuenta que los vio revólver basura en busca de comida. Baja la cabeza y se suma al sector de invitados.

Una unidad disociada

 

Con un mensaje similar al arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, en el tedeum del 25 de Mayo pero con un tono tranquilo y conciliador, monseñor Eduardo Martín pide solidaridad con los que menos tienen y los que más padecen un presente difícil: "Los que viven en la calle y los que trabajan pero no llegan a fin de mes". También suplica a los dirigentes alejar "los gritos y los insultos" y "desterrar los odios".

Aunque por protocolo la vicepresidenta no puede subir al escenario, Javkin le agradece la compañía y destaca en su discurso la mejora en materia de violencia en la ciudad (sobre todo el fuerte descenso de los homicidios y balaceras ligados a la narcocriminalidad). Dice que Rosario "sufrió mucho" pero que "nunca bajamos la bandera" de una ciudad mejor. 

Sin nombrarlos, culpa a los gobiernos de Omar Perotti y de Alberto Fernández por "soltar presos", tener solo 20 patrulleros y dejar librada la ciudad al "terror". Compara la lucha contra "las mafias" con las batallas por la independencia hace dos siglos y remarca el abandono de la ciudad: "Belgrano jamás lo hubiese hecho y ellos sí le hicieron".

Esa grieta del "nosotros y ellos" se termina de configurar con las frases siguientes: "La gente buena de esta ciudad dijo basta" y "el bien le gana al mal". Valora el apoyo del "invencible" gobernador Pullaro en ese logro conjunto por la mejora en los índices de seguridad y cuestiona a Milei por no asistir.

Javkin marca con claridad la apuesta de su gestión. "Volvió Rosario", dice y abre de cara a una segunda etapa el pedido de obras con apoyo nacional. "En un país que se insulta y agrede, acá nos unimos", señala aunque más tarde, en rueda de prensa, critica la ausencia de la oposición local; es decir, la desunión de las fuerzas democráticas.

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"Muchas gracias por estar", le dice Pullaro a Villarruel, sentada en primera fila. El gobernador reivindica a Manuel Belgrano y a Estanislao López, patriotas y federales. Sobre ese concepto vuelve varias veces. Al igual que el intendente, celebra "la primera etapa de pacificación" de Rosario y asegura que se viene un segundo momento de "grandes obras".

Corona esa promesa con una propuesta: convertir a la ciudad en "la capital del interior del país". También carga contra las gestiones anteriores que "no tuvieron el coraje de enfrentar a las mafias". Reitera su compromiso con la industria y el campo (reprochó "las malditas retenciones") y marca claras distancias con el modelo económico de Milei: por la producción y no la especulación financiera.

En ese plano, y en diálogo con los periodistas, Pullaro dice que dentro de la suba del desempleo a nivel nacional, Santa Fe es de las provincias que menos sufrieron. Lo adjudica a sus políticas provinciales que defienden el trabajo y, así, contrasta con Nación (algo que apareció hace un año pero que cada vez se acentúa más).

Sale Belgrano, entra Villarruel

 

–¡Victoria, Victoria, Victoria! –grita a la vicepresidenta Ana Lea detrás de las vallas.

–¡Victoria saludaaaa! –suplica Susy al lado suyo.

–¿Se fue, ya pasó? –se preguntan

Villarruel está del otro lado. No la ven porque la tapa un escudo de periodistas que buscan el título nacional. Ella habla con una sonrisa amplia que ofrenda toda la jornada. También se diferencia de su presidente (ocupa el espacio vacío): "Este es el mejor lugar estar en Argentina hoy". Sube hacia la explanada del Monumento.

Susy se queda con las ganas de darle un beso. Dice que la quiere, que es la única que vale la pena. "Milei es sionista y los k, bueno, los k ya sabemos. Ella es la única esperanza", explica.

A las 11.30, empieza el acto de la promesa a la bandera de los alumnos y alumnas de cuarto grado. Este año se abrió a chicos y chicas de todo el país. Las escalinatas repletas con banderitas argentinas dibujan la mejor síntesis de este 20 de Junio (con el mural de Belgrano imponente de fondo). El público desborda por calle Córdoba.

Alan Monzón/Rosario3

 

Pullaro abre el acto junto a Javkin y Villarruel. Irrumpe Manuel Belgrano desde arriba (interpretado por el actor Matías Martínez), por la llama votiva, y empieza a bajar entre el público y los alumnos. Cuando llega al escenario, le cede el rol de tomar la promesa a la bandera a la vicepresidenta. Ella avanza.

–¿Prometen ser leales a la bandera?

–Sí, prometo –responden a coro los chicos.

Es el momento cúlmine. Toca la banda "Menú infantil". Esta fiesta empieza a unirse con la otra, sobre el Parque a la Bandera. Ya de mediodía, con un sol que calienta la jornada fría y un celeste diáfano en el cielo, la multitud ciudadana se apropia del espacio. Miles de familias y personas sueltas colman el bajo con sus mates, algunos con sillitas, otros para pasear por la feria de la Fluvial, escuchar a las bandas en vivo o probar el siempre tentador asado a la estaca junto al río Paraná. La patria también se disfruta.

Alan Monzón/Rosario3