Que moverse a bordo de una motocicleta es mucho más barato que hacerlo en auto es tan cierto como que subirse a un ciclomotor puede significar poner en riesgo la vida. Y no lo dice sólo el sentido común: también hablan firmemente de ello las estadísticas. Por ejemplo, que el 51% del total de fallecidos en siniestros de tránsito en toda la provincia de Santa Fe durante 2023 —último registro difundido— viajaban en un vehículo de dos ruedas a motor.

Los guarismos de motociclistas involucrados en accidentes viales se tornan todavía más preocupantes si se agregan los heridos graves desde el 2011 hasta la actualidad, con una presencia del 63,3% del total. Y más de la mitad de los hechos producidos en sólo 15 las localidades, las más populosas, entre las que por supuesto se destaca Rosario.

Con la preocupación que genera esa evidencia, y la certeza de que la crisis económica argentina empuja cada vez a más familias a bajarse del auto y subirse a una moto (lo que hará crecer el parque ciclomotor), la Agencia Provincial de Seguridad Vial diseñó una serie de clínicas abiertas a la ciudadanía.

Esto tiene como objetivo capacitar a los participantes para que puedan llevar a cabo una conducción segura y reducir los riesgos de participar de un siniestro, instancias de formación que se vienen desarrollando ya en 33 poblaciones de toda la bota.

Cómo surgió la idea

Sebastián Kelman, a cargo la Dirección provincial de Formación y Comunicación de la APSV, contó en Punto Medio (Radio 2) que lo primero que hicieron fue formar a los instructores: “Algunos trabajadores de la planta de la Agencia Provincial estuvieron un mes en Buenos Aires formándose como instructores en conducción de motocicletas en la Policía Federal y la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Y a partir de ahí, iniciamos con ellos las clínicas en las trece ciudades con más parque automotor (y por ende con más siniestralidad). Una de ellas, por supuesto, Rosario, donde trabajamos mucho junto a la Dirección de Tránsito”.

“En esa primera experiencia vimos que las capacitaciones tenían buena recepción y que eran muy necesarias, pero al mismo tiempo nos dimos cuenta de que debíamos crecer en volumen. Entonces, este año, en esas 13 ciudades los que hicimos fue formar a nuevos formadores. Eso nos tomó otros 6 meses, pero ahora se ven los frutos porque son ellos quienes van a dictar las clínicas en esas localidades, además de formar parte del proceso de adjudicación de la primera licencia de conducir, del examen de conducción de motocicletas y de trabajar con los infractores viales”, añadió.

Los primeros: en Santa Fe capital, en agosto del año pasado.


Las clínicas ya cubren buena parte del territorio de la provincia: “Ahora se sumaron otras 20 localidades, lo que hace un total de 33 en las que se desarrollan las clínicas. La semana pasada estuvimos en Cañada de Gómez, el martes estaremos en la ciudad de Vera, la siguiente semana en Las Parejas y así vamos a ir cubriendo todo ese número de localidades”, comentó el también titular de la Dirección Provincial del Observatorio Vial de la APSV.

“Lo que le pedimos a cada localidad es que convoque a quienes trabajan en delivery, a cadetes, a quienes van a las fábricas o industrias, a los profes de educación física, alumnos de terciario, básicamente a todos quienes usen la motocicleta para trasladarse; que encuentren un lugar apto para trabajar al aire libre y nosotros coordinamos para que los instructores, con sus vehículos y sus equipos, puedan dictar la clínica en dos turnos, uno a la mañana y otro a la tarde”, agregó.

Enseñanzas que salvan vidas

Entre el contenido teórico y práctico que se comparte en la clínica, Kelman destacó cuatro conceptos fundamentales: gestión de la mirada, manejo defensivo, postura correcta y el tan mentado (y poco respetado) apego a las normas de tránsito.

“Nosotros lo primero que hicimos fue reconocer que parte de esta alta siniestralidad ocurre porque muchos motociclistas no saber conducir. Quienes se suben a una moto creen que se conduce fácilmente, pero hay que llevar adelante una serie de pasos y tener en cuenta una serie de posturas y de movimientos para hacerlo correctamente. Nosotros nos planteamos el objetivo de enseñarles a conducir una moto de manera segura porque vimos que no lo sabían hacer”, dijo el funcionario.

Sobre gestión de la mirada, explicó que “no sólo hay que mirar el manubrio, la rueda y el primer metro de conducción, sino aprender a mirar más allá. Cuando entramos en una curva, no mirar solo la curva, sino saber dónde vamos a salir y transmitir ese comando con la mirada. Lo que dicen nuestros instructores es que ‘la moto se conduce con la mirada’: que nosotros vamos hacia donde miramos, por eso es importante poder mirar más adelante. Eso nos va a permitir anticiparnos a las maniobras de los demás, a lo que pueda llegar a venir: a una calle rota, una calle con agua, a un auto parado o en doble fila”.

En cuanto a manejo defensivo, “tiene que ver con anticiparnos a una maniobra que pueda venir de parte de quien va adelante o al costado. Muchas veces es la moto la que se tiene que hacer ver por el auto, por el colectivo o por el camión porque estos vehículos de gran porte tienen muchos puntos ciegos, que inclusive teniendo conductores responsables que tienen en cuenta a los vehículos más vulnerables, hay pequeños espacios donde no se los ve. Entonces, el conductor de la moto es quien tiene que hacerse ver aún más que en una conducción simple. Tienen que entender que muchas veces el colectivo no los ve, entonces no se pueden cruzar; que tienen que tener ropa clara, las luces funcionando, al menos un espejo retrovisor por ley. Todo eso va construyendo una conducción más segura, más a largo plazo, más anticipada a lo que pueda suceder”.

“La clínica también tiene un espacio de reflexión: un llamado al cumplimiento de las normas, de entender que cada uno se tiene que cuidar independientemente que el estado te cuide o no, porque lo pagamos con el cuerpo arriba de una moto”, dijo Kelman. “La falta de apego a las normas viales es un problema muy importante no solo en Santa Fe, sino en todo el país. Además de la gran proliferación de las motos, junto al gran crecimiento del parque de moto, tiene incidencia el hecho de creer que es una bicicleta con motor con la que podemos pasar por todos lados, adelantarnos por cualquier lugar o pasar si el semáforo aún no nos dio el verde. Lo que intentamos con las clínicas y con un trabajo fuerte en distintas áreas es empezar a poner esta problemática sobre la mesa: que se tome conciencia”, sentenció.

Los participantes se llevan cascos nuevos con el compromiso de usarlo siempre.

En el final, canje de cascos

Como cierre de la actividad promovida por la Agencia Provincial de Seguridad Vial, se canjean cascos en mal estado, vencidos y deteriorados por otros nuevos y homologados, a todos los participantes. “Les recibimos los cascos viejos y rotos, a veces sin visera, a veces sin correa para ajustar, y les damos un casco nuevo, homologado, para que lo empiecen a usar a partir de ahí”, dijo Kelman.

La decisión de dotar de cascos nuevos a los participantes y de concientizarlos sobre la importancia de llevarlo puesto está basada en números: del total de siniestros en moto ocurridos en 2021, sólo el 47% llevaba el casco correctamente colocado. Y dentro de esa cifra, que el 81% resultó ileso o con lesiones leves, lo que demuestra la importancia del uso de este dispositivo de protección.

Otro dato: de los registros del uso del casco en las personas fallecidas en los siniestros viales en moto en la provincia de Santa Fe durante 2023, 7 de cada 10 no lo utilizaban.

“Este es un trabajo que tiene que crecer, que tiene que ser sostenido: tenemos que llegar a más localidades, tenemos que buscar aliados o socios estratégicos que sigan con estas formaciones para que podamos llegar a más gente en poco tiempo", añadió Kelman.

Y concluyó: "Avanzar en exámenes más exhaustivos y exigentes a la hora de la gestión de la licencia y que entendamos, como sociedad, que la conducción de moto es muy linda, que es un vehículo muy ágil, económico, versátil, de estacionamiento más accesible, pero que también conlleva un riesgo y que tenemos que extremar las medidas de seguridad para lamentarlo o pagarlo con nuestro cuerpo”.