El actor y escritor Gonzalo Heredia pasó por Rosario la última semana para presentar su tercera novela, Extranjera, publicada por la editorial Lumen.

Heredia no pisó suelo rosarino para encarnar un personaje ajeno, sino para desnudarse a través de sus letras en la que ofrece una historia reveladora y cautivante. Se trata de la voz del gran lector que antecedió al actor; un escritor que se gestó y forjó en el inusual silencio de la pandemia para bucear en las profundidades de su propia historia familiar.

Extranjera: un viaje a las raíces del silencio


Extranjera sumerge al lector en un escenario conmovedor: una abuela al borde de la muerte y su nieta, casi desconocidas, unidas en un hospital, desentrañando sus linajes. La novela es un canto doloroso a dos voces y a dos tiempos, donde la inmigración, los lazos rotos, el alcoholismo y la distancia con el mundo son los hilos que tejen una trama de secretos heredados.

Heredia combina lo brutal y lo sutil con una destreza asombrosa. Invita a reflexionar sobre la densidad de lo oculto y la imprevisibilidad de los vínculos. Como bien se ha dicho.

“Esta historia mezcla la sutileza de un diario íntimo y la contundencia del alarido de un tren. Es dura y es cierta: a veces, en la vida real, eso es lo mismo”, indicó.

Durante la presentación de la novela en la ciudad, el autor compartió cómo la figura de una abuela inmigrante siria, muy parecida a la suya, inspiró a uno de los personajes centrales. Esta incursión en la herencia de los secretos familiares y las repercusiones de lo no dicho de generación en generación, es el corazón latente de Extranjera.

La evolución de un escritor apasionado


Heredia ha demostrado ser un hábil narrador, capaz de crear personajes interesantes y tramas que enganchan. Su enfoque en la escritura es una exploración personal, un espacio para la reflexión profunda sobre la vida. Es evidente su pasión por la literatura y su capacidad para entrelazar vida personal y ficción.

Si bien en sus obras anteriores se lo instaba a encontrar una voz narrativa más propia, con Extranjera, se vislumbra una madurez evidente. Existe una búsqueda constante que lo transforma con cada historia. No es casualidad que en sus relatos siempre aparezca la figura del personaje que escribe, un reflejo quizás de su propio proceso creativo.

En su paso por Rosario, Heredia aprovechó para fomentar la lectura. “El lector nunca se termina de construir”, afirmó, con la humildad de quien sabe que el camino del conocimiento es infinito.

Aseguró que su deseo es “contagiar esta pasión por leer desde un lugar muy terrenal” y compartió, en su vivencia personal, la esperanza de que a alguien más le suceda lo mismo:que un libro lo esté esperando para iluminar zonas desconocidas y atravesarlo por completo.

A la hora de las definiciones, se declaró autodidacta, un lector que se ha construido a sí mismo, sin bibliotecas en casa ni el hábito de la lectura en su entorno familiar.

"Seguramente, después de esta novela haya una transformación, haya una nueva búsqueda", confesó Heredia, consciente del poder de cada historia que se gesta y se libera. Y esa es, quizás, la esencia de un verdadero escritor: la constante evolución y la permanente búsqueda de nuevas voces.

La visita de Gonzalo Heredia a Rosario no fue solo la presentación de un libro: fue el encuentro con un artista en su faceta más vulnerable y auténtica, un escritor apasionado que invita a desconectarse de las pantallas para sumergirse en la riqueza infinita de la palabra escrita. Una invitación que, sin duda, la "Rosario literaria" agradece y celebra.